Vuelos De Guayaquil A Quito – A partir del 10 de enero, este será el precio, horario y frecuencia de los vuelos de EquAir desde Quito a Guayaquil y Galápagos.
Tras su anuncio de marca y lanzamiento oficial en noviembre, todo está listo para lanzar vuelos de EquAir a sus primeros destinos domésticos en Ecuador, todos desde su base en Quito:
Vuelos De Guayaquil A Quito
Con este destino inicial y la llegada de su primer avión, la aerolínea avanza a la etapa de certificación y lanza vuelos domésticos regulares a partir del 10 de enero de 2022, convirtiéndose en la cuarta aerolínea ecuatoriana regular en competir con Avianca Ecuador. , LATAM Ecuador y Aeroregional.
Parapente Ecuador Quito
A continuación les mostraré el cronograma de vuelos de la aerolínea con los horarios y frecuencias de vuelo relevantes, donde es importante señalar que estos vuelos son un pronóstico cuando se lanzarán los dos primeros vuelos juntos, cuando la aerolínea operará a partir del 10 de enero. como sigue:
Todos los vuelos están sujetos a cambios según la temporada o la disponibilidad. Hay más información disponible en el sitio web de EquAir.
Según el precio publicado para Primera Línea, la aerolínea cuenta con 5 niveles de tarifas: Promoción, Económica, Flexi, Superflexi y Premium:
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Todos los precios son de ida y vuelta, con tasas e impuestos incluidos, con equipaje de mano y una maleta de 23 kilos en bodega.
Continuaremos actualizando más información y detalles a medida que continúe el proceso de lanzamiento de vuelos para esta nueva aerolínea.
Corresponsal de aviación con más de 12 años de experiencia en el sector aeronáutico para medios internacionales. Máster Universitario en Dirección y Administración Aeroportuaria y Aeronáutica – Técnico Multimedia ¿Tienes un objetivo claro? Las mejores ofertas de alojamiento vuelan primero, ¿las dejarás pasar?
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Logística de viajes por los aeropuertos de Guayaquil y Quito, primera parte. Ruta Guayaquil – Quito Son las cinco de la mañana y tengo que madrugar para tomar un vuelo de las siete que me llevará a Quito a trabajar. Siempre trato de saltarme el desayuno en estos viajes, así que hoy no fue la excepción. Además, para ahorrar filas y ganar tiempo, viajo liviano, solo con equipaje de mano y un traje abrigado, después de todo, Quito tiene un promedio de ocho grados centígrados durante la temporada de invierno. Noviembre siempre me saluda de la misma manera. Puedo escuchar la bocina afuera de mi casa, es una empresa de taxis Uber contratada por la empresa que siempre me lleva a casa cuando hago este tipo de viaje. Por increíble que parezca, el precio de este servicio (ida y vuelta) es mucho menor que dejar el auto todo el día en el aeropuerto de Guayaquil, donde la tarifa de estacionamiento por ocho horas es de diez dólares. Afortunadamente para mí y para la empresa, claro, vivo a veinte minutos del aeropuerto. El viaje por el puente Jatiya Oikya parece absurdamente relajado ya que no hay tráfico en las carreteras a esta hora de la mañana. Le digo al conductor de Uber que a las ocho de la mañana este puente se convierte en un infierno infestado de monstruos automovilísticos. Corduroy se muere de risa. Ambos estamos de acuerdo en que ahora es imperativo comenzar a construir un nuevo puente en la ciudad. Ese día, quién sabe, pasó un accidente y conectamos entre Samborondon y Guayaquil. Literalmente en las horas punta, cuando el tráfico se detiene en el puente, puedes sentir la marea del río y las ruedas balanceándose de derecha a izquierda debido al peso de tanto metal. Ya llegué al aeropuerto de Guayaquil. Para viajes locales, es obligatorio llegar con veinte minutos de antelación a la sala de preembarque. Mi vuelo está a cuarenta y cinco minutos, así que voy a descansar un poco. Sin embargo, surgirá un problema si tienes que facturar tu equipaje en el avión. Ahí, si estaba en contra carajo. Veo una fila y hay unas veinte personas. Van contra el tiempo y pueden estar retrasando mi vuelo. Espero que eso no suceda, así que en silencio les deseo suerte. Presenté mi documento de identidad y mi billete electrónico a la policía en la puerta de aduanas y me dejaron pasar sin ningún problema. Estos son los únicos documentos requeridos a los ecuatorianos para viajar a nuestra región Paso por el despacho de aduanas y la verificación de metales (¿o armas?) sin muchos problemas, ya que soy prácticamente el único en este momento. Veo que el Duty Free tiene algunas promociones interesantes de alcohol y voy a preguntar, pero al final cierro los ojos y voy directo al pre-show. La sala está prácticamente vacía, justo media hora antes del vuelo. Estoy alerta y busco mi número de vuelo en una de las diez puertas de embarque nacionales en esta sala. Mi vuelo fue anunciado a tiempo en la habitación 10. Hasta ahora todo bien y ahora puedo relajarme un poco. Me preguntaba si el anuncio de wifi gratuito que vi en la entrada del aeropuerto funcionaba o era solo una casualidad. Así que decidí hacer la prueba adecuada, nunca se sabe cuándo la vas a necesitar con urgencia. No hay muchos obstáculos para obtener una señal, ya que solo requiere registrarse con un correo electrónico o un número de teléfono. ¡Voila! Diez puntos de conexión. Tanto es así que puedo mirar en mi Facebook y ver que los videos se reproducen en excelente calidad y sin interrupciones, diría incluso en HD. Wow, tal vez porque no hay mucha gente ahora que me importe ir a Juan Valdez a tomar un café. Ha pasado un tiempo desde que me inscribí en un programa de lealtad con esta aerolínea donde obtienes un capuchino gratis cada vez que viajas. Fantástica promoción. Los propietarios de Sweet & Coffee, otra gran cafetería de la ciudad, deberían estar preocupados. Cuando Juan Valdez estaba a punto de ganar un apretón de manos en el aeropuerto, o eso parecía, estaba con unos clientes, cuando noté que el otro buffet ubicado cerca de la entrada estaba medio vacío. Sin darme cuenta, en un abrir y cerrar de ojos, la sala de preembarque de mi vuelo explotó. Ir a Quito con toda la casa. Las azafatas anuncian el inicio de los embarques, desde los pasajeros que más pagan, hasta VIPs que incluso tienen su propia fila para pasar el último de los filtros. Unos cinco minutos después, llega una llamada del resto de los mortales, que al igual que yo, necesitan armarse de la paciencia habitual para abordar el avión. Sin inmutarme, abordé y me senté en mi pequeño asiento junto a la ventana del lado izquierdo del avión, a dos asientos más de la salida de emergencia que coincidía con el mismo ala lateral. Escucho la rutina habitual, que termina con la voz del piloto diciendo que el clima en Quito es “bueno” (sí, está seco), pero esta vez incluye noticias más agradables. El cielo está despejado y luego de unos veinte minutos de vuelo podemos ver el volcán Cotopaxi en todo su esplendor. Desafortunadamente para mí, la última parte del anuncio es que solo será visible en el lado derecho. Tal vez no me emocione tanto levantarme en medio de un vuelo y tomar fotos, así que me burlo de los suspiros de los pasajeros en la misma fila que yo. Despegue sin incidentes, ya que salimos en horario. espalda Aparentemente todo va según lo planeado y tomaré el vuelo a las cinco de la tarde. Sonrío con optimismo mientras me abrocho el cinturón de seguridad. En general, cuando se vuela sobre montañas, estos vuelos presentan niveles de turbulencia de primeros a moderados. Aunque estoy acostumbrado, sigue siendo desagradable sentir la vibración del avión a diez mil metros de altura. Esperemos que sea un vuelo tranquilo como lo anuncia hoy el piloto. El servicio a bordo de esta aerolínea es de lo mejor porque a pesar de que es un vuelo relativamente corto, el desayuno es caliente, al menos en comparación con las otras dos aerolíneas. Tienes tres opciones de sándwiches, te ofrecen café (otra vez Juana Valdez), te dan unas galletas con chispas de chocolate que es bueno, incluye agua y otra bebida. ¿No es malo? Me sirvo lo que se ofrece mientras veo los videos de bromas habituales que se muestran en la mini pantalla del avión. Como prometí, veinte minutos de vuelo, majestuoso Cotopaxi
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